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¿Y EL TURISMO? ¡BIEN GRACIAS!

El pasado domingo 5 de abril el titular del Ejecutivo Federal presentó en el Patio de Honor de Palacio Nacional el primer informe trimestral del 2020, destacando “con bombo y platillo”, su plan de emergencia para hacer frente a la crisis derivada por la pandemia del Covid-19. Cuatro son los ejes principales en los que se basa:

  • Mantener apoyos sociales.
  • Continuidad de la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.
  • Otorgar 2.1 millones de créditos a trabajadores formales e informales.
  • Aumentar la rigidez en la austeridad republicana para lo que se reducirá el sueldo de funcionarios de alto nivel y se eliminarán aguinaldos desde subdirectores hasta el presidente. 

Muchas han sido las reacciones de políticos, gobernantes, empresarios, etc., tanto seguidores como opositores, sin embargo, una cosa ha sido muy clara: el Turismo nuevamente “brilló por su ausencia”.

Desde la llegada de la autonombrada “4ª. Transformación” al poder la constante ha sido “ignorar”, por decirlo de alguna manera, a la actividad turística; en definitiva, no es prioridad para este gobierno. Y para muestra de ello basta solamente con recordar la liquidación del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) para aprovechar los recursos generados por el DNI para la construcción del Tren Maya, dejando al país sin la posibilidad de captar nuevos turistas, y por ende menos recursos.

Una cosa es cierta. Quienes nos dedicamos a la actividad turística estamos conscientes de la importancia que ésta representa para la economía del país. A pesar de ello, tal pareciera que, tanto el presidente de la República, como el Secretario de Turismo Federal, Miguel Torruco, nuevamente “tienen otros datos”.

De acuerdo con el Sistema de Cuentas Nacionales de México del INEGI, el PIB Turístico ha representado desde un 8.82 a un 10.44% del PIB Nacional desde el 2015 al 2018, situando a la actividad turística como una de las fuentes principales de aportación. Pocas actividades, entre ellas las relacionadas con el petróleo o las remesas que los connacionales envían al país (aunque ello no represente una actividad como tal), llegan a tener semejante peso.

No obstante, el estandarte que las autoridades en la materia han defendido a capa y espada es que el Tren Maya, por sí solo, generará 80 mil empleos en 2020 y una derrama económica de 35,000 millones de pesos en los estados del sureste del país. Adicional a ello, se estima que el tren tendrá una capacidad para trasladar 3 millones de pasajeros al año con la subsecuente derrama económica que ello implicaría. Dice un refrán popular que “al buen entendedor pocas palabras”, por lo que podríamos deducir que las autoridades prefieren sacrificar la promoción de México (y por ende las importantes aportaciones al PIB Nacional) por los beneficios que este proyecto supuestamente traería.

Estudios realizados por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) concluyen que el Tren Maya no será rentable, y el razonamiento es muy simple. El ferrocarril Chihuahua-Pacífico (Chepe), uno de los dos únicos trenes de pasajeros que aún funcionan en el país, transporta un estimado de 170 mil pasajeros anuales a lo largo de sus 673 Km. de vías. El costo de un boleto sencillo en clase turista es de 3,276 pesos, por lo que podríamos deducir que el costo por kilómetro recorrido es de 4.87 pesos. Basados en este dato, el tramo Cancún-Tulum de 130 Km. debería tener un costo aproximado de 633 pesos. El servicio de autobús que conecta este tramo tiene un costo aproximado de 160 pesos, nada que ver con un estimado de 633 que podría llegar a costar el Tren Maya, además que cuenta con 29 salidas diarias entre las 5:30 y las 22:05 hrs., sin contar para ello con subsidio alguno. Para un tren es imposible e inoperante poder contar con 29 salidas diarias. Quizá el Tren Maya tenga un mayor número de pasajeros que el Chepe, pero ésto llevaría quizá a un máximo de 200 mil o 300 mil usuarios anuales. No son suficientes para hacerlo rentable. Aunado a lo anterior, el IMCO también menciona que los servicios ferroviarios representan menos del 10% de los traslados por tierra en el mundo, y hay “una disminución de casi 10% en los últimos 15 años”. No es la mejor perspectiva para construir un nuevo tren. 

La realidad es que la actividad turística en México enfrenta un negro panorama. Aunado a la baja en los niveles de ocupación, la suspensión de vuelos y cancelación de rutas, el cierre temporal de hoteles y negocios ligados a la misma, a los enormes esfuerzos por mantener las plazas de trabajo, hay que lidiar con autoridades con las que, tal pareciera, carecen de interés alguno.

En fechas recientes 11 asociaciones turísticas, a través de una carta dirigida al Secretario de Turismo Federal, propusieron medidas extraordinarias en el ámbito financiero y tributario para apoyar al sector en la crisis que enfrenta por el coronavirus. Estas medidas resaltan:

  • Establecer un mecanismo para diferir el pago de cuotas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
  • De igual manera, establecer mecanismo para diferir el cumplimiento de pagos del Impuesto al Valor Agregado (IVA)
  • Condonación del Impuesto Sobre la Renta (ISR)
  • Reducción de la tasa del IVA en toda la actividad turística una vez pasada la etapa crítica de la pandemia.
  • Generar vínculos con la banca con la finalidad de crear productos crediticios con tasas preferenciales y promover la flexibilización en los esquemas de pago en créditos previamente adquiridos.

Es incierto todavía si estas propuestas serán aceptadas o rechazadas, pero casi podríamos vislumbrar el desenlace. Queda en nosotros ahora, como iniciativa privada, el generar alianzas y sinergias para la creación de productos turísticos innovadores, hacer una eficaz y eficiente comercialización y prestación de los servicios, así como el aprovechamiento de tecnologías, de manera acorde a las tendencias y requerimientos de los nuevos viajeros que esta pandemia generará. Deberemos, a través de nuestro trabajo y esfuerzo, alzar la voz para que las autoridades dejen de ignorarnos y pretendan seguirnos engañando con sus “otros datos”.

Los gobiernos estatales y municipales seguirán contando, en la medida que los niveles de ocupación lo permitan, con los recursos generados por el Impuesto Sobre Hospedaje (ISH) Y dada la desaparición del CPTM, estarán ávidos de invertir esos recursos de una forma mucho más inteligente y rentable para la promoción de sus destinos turísticos. Será necesario, como iniciativa privada, como los entes responsables del tráfico de visitantes a sus destinos, el crear alianzas con ellos para el establecimiento de relaciones exitosas y duraderas; un “ganar-ganar”.

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